Metges de Catalunya (MC) reclama al nuevo Govern que "deje de situar el sistema de salud público en el centro de la diana de las políticas anticrisis" y que "priorice con urgencia" la financiación sanitaria en la elaboración de los presupuestos de 2013.
El sindicato, mayoritario en la sanidad catalana, insta a Artur Mas a "no centrifugar" la asfixia económica que sufren las cuentas de la Generalitat sobre los servicios públicos esenciales del estado del bienestar, como la sanidad. Para MC, los objetivos de déficit y de reducción del gasto no pueden seguir siendo el "pretexto perfecto" del Govern para continuar atacando el sistema de salud.
En este sentido, el secretario general del sindicato, Francesc Duch, considera que los recortes en servicios sanitarios a los ciudadanos y en los salarios de los profesionales "han tocado hueso", y que la hoja de ruta del nuevo Govern tiene que cambiar, "si no quiere asumir las consecuencias de un deterioro de la asistencia, con repercusiones sobre la salud colectiva".
Con todo, Duch expresa su preocupación por la continuidad del conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, a quien reprocha su "falta de sensibilidad absoluta" respecto a los problemas de financiación de la sanidad pública, durante la última legislatura.
Colaboración médica
Ante esta situación, MC se ofrece al Govern para "colaborar" en el diseño de propuestas de racionalización del gasto sanitario, "sin consecuencias significativas asistenciales", siempre que no se continúe maltratando al médico desde un punto de vista profesional y laboral.
El sindicato entiende que la privatización de servicios sanitarios y la entrada de empresas con ánimo de lucro en la gestión de la sanidad pública "no garantiza ahorro ni, aún menos, mejora en los resultados clínicos o de gestión", sino que aportan una "conflictividad social innecesaria y muy inoportuna en momentos tan críticos", afirma Duch.
Asimismo, el secretario general del sindicato advierte que los cambios estructurales que prepara el Govern, mediante el cierre, la concentración o la reconversión de centros de salud, pueden ocasionar una oleada de despidos y de pérdidas de puestos de trabajo "muy necesarios para al mantenimiento de los estándares de calidad asistencial".
Finalmente, Duch reclama un debate político-social "serio" sobre el futuro de la sanidad, ya que "no podemos permitir que se nos quiera transformar, por decreto, un sistema nacional de salud, con voluntad de servicio público, universal y financiado con impuestos, en una aseguradora que ni siquiera ofrezca cobertura sanitaria a toda la población".