Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer con el objetivo de denunciar las agresiones machistas de cualquier tipo y reclamar políticas para su erradicación. Visibilizar esta realidad que sufre una de cada dos mujeres en algún momento de su vida es crucial para poder detectarla y contar con las herramientas necesarias para combatirla posteriormente.
El compromiso de Metges de Catalunya (MC) en esta lucha es total, mostrándose plenamente implicado en cuestiones de igualdad y, sobre todo, en la erradicación de las violencias machistas. Desde la organización sindical apostamos firmemente por la defensa y la formación del personal sanitario en este ámbito para favorecer la sensibilización e identificación de casos, así como por una contundente defensa jurídica que ayude a revertir las prácticas y actitudes machistas, además de evitar su normalización o negación.
La violencia machista es una manifestación más de la sociedad patriarcal en la que vivimos, la cual atenta gravemente los derechos humanos, así como la integridad, dignidad y libertad de las mujeres que la sufren. Desgraciadamente, se trata de prácticas que se han vuelto habituales, muchas de estas prácticas se han vuelto habituales, hasta el punto de que muchas de ellas se han normalizado por la mayoría. Y es que estas se pueden dar de cualquier forma y en cualquier ámbito: el privado, el familiar, el de la pareja o expareja, el social y el laboral.
En este sentido, tanto por la implicación desde la vertiente sindical en la protección de los derechos laborales y fundamentales de las personas, como por el colectivo de profesionales mayoritariamente feminizado que representamos –que recibe y atiende a las afectadas–, MC defiende la necesidad de poder identificar y denunciar estas prácticas con facilidad y rapidez.
En cuanto a las instituciones y las empresas, la organización considera esencial la implicación en los planes de igualdad y en el protocolo de acoso sexual y por razón de sexo para valorar e incidir en la mala praxis y la discriminación de las mujeres en el ámbito laboral. En una profesión tan feminizada como lo es la medicina, las profesionales se ven expuestas a sufrir agresiones y discriminaciones, tanto por parte de la empresa y los compañeros, como de los propios usuarios o pacientes.
A pesar de la creciente lucha del movimiento feminista, somos conscientes de que a nuestra sociedad le queda un largo camino de concienciación antes de poder erradicar el sistema patriarcal mayoritario e imponente que todavía perdura. De momento, pero, es hora de que nos empoderemos como mujeres –y como profesionales de la salud– para poner fin a cualquier clase de violencia recibida, parándole los pies a los agresores y diciendo basta con la voz bien alta.