Los representantes de la Agrupación de Facultativos en Formación de Metges de Catalunya (MC) han vuelto a insistir esta semana que los médicos internos residentes (MIR) se sienten "mano de obra barata" y que son utilizados para suplir las carencias que arrastra el sistema sanitario desde hace años. "Muchas veces, después de las fatídicas guardias de invierno, he visto salir muchos residentes llorando. La vida de los pacientes está en nuestras manos y no podemos asumirlo todo", ha explicado Ana Katerine Ramírez, presidenta del grupo de facultativos residentes.
Ramírez ha añadido, en declaraciones al diario digital Catalunya Plural, que los MIR están asumiendo mucha carga asistencial, porque las direcciones de los centros sanitarios quieren sacar el "máximo rendimiento" de sus horas de trabajo. Pero más allá de esta presión laboral, la responsable de la agrupación ha afirmado que lo que más le preocupa es la falta de seguimiento que tienen por parte de los tutores de residencia durante las guardias hospitalarias. "En el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, hemos llegado a ser 10 residentes y solo dos tutores en una guardia. Desde el primer año atendíamos a pacientes complicados y en la universidad no se nos forma para esto, porque es algo que se debe explicar en el hospital, pero se nos lanza directamente a tratar a este tipo de pacientes y, como es normal, cometemos errores ", ha lamentado.
El secretario de la agrupación MIR, Aldo Humberto Muñiz, ha remachado el clavo: "Nos tienen como mano de obra barata y sustituyen las carencias del sistema con residentes". Según ha señalado, la sobrecarga asistencial y la no formación "hacen que el paciente esté peor atendido". Estos condicionantes, ha asegurado, se traducen a menudo en solicitudes de pruebas innecesarias, retrasos en los tratamientos o errores de medicación.
Desgaste profesional
La presión que se ejerce sobre el colectivo MIR tiene consecuencias psicológicas demostradas. Un estudio editado en 2008 por la Fundació Galatea sobre la salud de los médicos residentes en Catalunya revela que la prevalencia de malestar psicológico (burnout) entre la población MIR se sitúa en el 30%.
Los autores del informe concluyen que la medicina es una "profesión con riesgos psicosociales que puede hacer especialmente vulnerable al médico joven". Esta realidad justificaría, según afirman, la conveniencia de "complementar los programas formativos de los especialistas con la adquisición de habilidades que ayuden en el manejo del estrés y el impacto emocional de la práctica médica". Asimismo, estos expertos reclaman a los servicios docentes garantías para establecer una organización y un clima de trabajo "receptivos" a las necesidades de los residentes.
Al otro lado del Atlántico, la revista científica JAMA, de la American Medical Association, ha corroborado la prevalencia de la depresión o de síntomas depresivos entre los MIR, que varía entre el 21% y el 43%. En la población general, se calcula que el porcentaje de afectación es del 16%. "La profesión médica tiene un problema importante", reconoce la publicación.
En este contexto, Ramírez se ha preguntado: "¿Si terminamos nuestra residencia y empezamos nuestra vida laboral ya quemados, qué futuro para nosotros y los pacientes nos espera?".