"Es evidente que hay muertos como efectos colaterales de la pandemia que no son atribuibles a la COVID-19, sino a que el sistema sanitario no ha dado la respuesta necesaria en caso de estrés". Así de rotundo se ha expresado este miércoles el secretario general de Metges de Catalunya (MC), Josep Maria Puig, durante un debate en Catalunya Ràdio para analizar las fortalezas y debilidades de la sanidad catalana.
El dirigente sindical ha asegurado que este año, en Catalunya, habrán muerto miles de personas más de lo que era esperable, muchas debido al coronavirus SARS-COV-2 y otras por patologías no relacionadas con la COVID-19 que el sistema de salud no pudo atender durante la primera ola de la pandemia por falta de recursos. "Hemos estado tres o cuatro meses, en el que prácticamente todo se ha paralizado y solo se ha atendido pacientes con COVID-19. Es imposible concluir que este parón no ha tenido absolutamente ningún coste", ha explicado.
De hecho, Puig ha puesto sobre la mesa las cifras que publica periódicamente el Instituto Nacional de Estadística (INE), según las cuales a finales de octubre pasado habían muerto un total de 403.341 personas en todo el Estado español, 61.734 más que el año pasado. De este exceso de mortalidad, solo 35.031 constaban en el registro de muertes por la COVID-19 del Ministerio de Sanidad, es decir, 26.703 personas habían fallecido por las circunstancias de la pandemia que no aparecen en los registros de la enfermedad.
"Probablemente, una parte de estas muertes se deben a la COVID-19 y puede que no se diagnosticaran como tales, pero otra parte seguro que son consecuencia de otras patologías que se han atendido demasiado tarde", ha reiterado Puig, que ha añadido que el sistema ya venía funcionando al cien por cien antes de la pandemia y con la llegada del coronavirus "ha empezado a hacer aguas por todas partes", sobre todo por la escasez de plantilla. "Los profesionales sanitarios, tanto de la atención primaria como de hospitales, estamos haciendo un esfuerzo ingente, pero faltan manos".
En este sentido, ha lamentado que Catalunya se haya convertido en una fábrica que exporta personal médico recién formato a otras comunidades autónomas o al extranjero. "La mitad de los médicos de familia que terminaron el MIR el pasado mes de mayo se han marchado de Catalunya", ha ejemplificado. "No hemos sido capaces de retener este talento, ofreciéndole unas condiciones laborales algo atractivas y eso es francamente grave".
Para Puig, la solución pasa por dar una mayor estabilidad laboral a los profesionales de la medicina, una carga de trabajo compatible con la calidad asistencial y unos sueldos de acuerdo con su responsabilidad y formación. Y para llegar hasta aquí, ha insistido, es necesario una mayor financiación sanitaria: "Sin más recursos, ya puedes planificar, tener ideas y elaborar informes atinados que no llegarás a ninguna parte".
Ha recordado que el presupuesto de Salut todavía está un 1% por debajo de las cuentas de 2010 –con una inflación en Catalunya del 16% durante este periodo– y que, por tanto, los recortes todavía no se han revertido, "pero lo más punzante es que el presupuesto global de la Generalitat, en cambio, ha aumentado un 30%".