El secretario general de Metges de Catalunya (MC), Josep Maria Puig, se ha quejado este martes de la falta de dotación presupuestaria para llevar adelante el Plan Nacional de Urgencias de Catalunya (PLANUC) que tiene por objetivo mejorar la asistencia urgente y, sobre todo, optimizar el drenaje de las urgencias hospitalarias. "Está muy bien hacer planes porque esto significa haber analizado la situación, pero, si no van acompañados del presupuesto necesario, no sirven más que para dar una cierta gloria y tranquilidad política, no se traducen en nada", ha manifestado el dirigente sindical durante una entrevista en Radio Nacional de España (RNE), justo al día siguiente de que el conseller de Salut, Antoni Comín, presentara otro plano, en este caso para reformular la atención primaria, que tampoco tiene un calendario cerrado de ejecución, ya que su desarrollo dependerá de las capacidades presupuestarias del departamento.
"Un plan sanitario no tiene viabilidad ni futuro si no se ponen los recursos necesarios", ha insistido Puig, que ha remarcado que muchos de los males de la sanidad catalana, como el "colapso permanente" de las urgencias, son debidos a la infrafinanciación crónica del sistema. "La financiación sanitaria está muy por debajo de las necesidades que tenemos y, hasta ahora, esta carencia se ha suplido con la voluntad y el esfuerzo de los profesionales, pero llega un momento en que esto no es suficiente", ha advertido.
Así, ha reclamado más recursos para aumentar las plazas sociosanitarias e impulsar la hospitalización a domicilio, con el objetivo de liberar camas de ingreso y facilitar, de este modo, el drenaje de los servicios de urgencias. Sin embargo, Puig ha lamentado que el sistema haya perdido más de 1.000 camas hospitalarias de agudos como consecuencia de los recortes, situando a Catalunya por debajo de los países europeos del entorno en número de camas de hospital por habitante. "No creo que Europa esté tirando el dinero o no tenga ni idea de cómo planificar la sanidad", ha dicho sarcásticamente.
En cuanto a los efectos del colapso de las urgencias, Puig ha explicado que, de momento, no ha habido una repercusión directa sobre la salud de los pacientes, pero sí "problemas importantes" de confort e intimidad, aunque ha avisado que, si no se pone coto a la saturación de estos servicios, al final habrá consecuencias. "No puede ser que, de forma indefinida, los recursos sean menores a las necesidades y no pase nada. Sería un sinsentido".