A partir del próximo mes de enero, los equipos de atención primaria (EAP) comenzarán a atender directamente a las personas que viven en las residencias catalanas. Así lo anunció el martes el consejero de Salud, Manel Balcells, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Ejecutivo, en la que el Departamento de Salud y el de Derechos Sociales presentaron el nuevo plan de despliegue de la atención integrada social i sanitaria para los usuarios de estos centros. Este comenzará en enero en los equipos que tienen un elevado grado de coordinación con las residencias y se irá implantando progresivamente hasta finales de 2024.
Metges de Catalunya (MC) celebra este nuevo modelo organizativo, ya que evitará duplicidades y equiparará los derechos sociales y sanitarios de la gente mayor que vive en una residencia con la que reside a su domicilio, mejorando la calidad residencial. “La atención a estos pacientes ha de ser prioritaria porque tienen una salud muy frágil y presentan muchas complicaciones”, sostiene David Arribas, vicesecretario general del sindicato y médico de familia, pero a su vez advierte de la “gran dedicación de atención especializada paliativa” que conllevará este cambio por la corta esperanza de vida de este grupo poblacional.
Y es que este nuevo plan amplía la cartera de servicios de la atención primaria, de manera que implica necesariamente más tiempo y recursos para poder atender a la totalidad de la ciudadanía de manera óptima, así como formar a los profesionales médicos para que atiendan a dichos usuarios.
Ratio insuficiente
Para llevar a cabo este nuevo modelo organizativo, el Govern ha anunciado que incorporará 117 médicos y médicas a los centros de atención primaria con más residencias en su territorio. Teniendo en cuenta que en Cataluña actualmente hay 61.498 plazas residenciales, habrá un profesional por cada 525 pacientes.
Ante estos datos, MC considera que la ratio prevista es “insuficiente” y pide a Salud que incorpore, como mínimo, a un total de 400 profesionales facultativos para que haya un médico por cada 150 pacientes. “Celebramos que, finalmente, se aplique este cambio de modelo que la pandemia de la COVID-19 ya evidenció que necesitábamos en la atención a la gente mayor de las residencias, pero se necesita dimensionar correctamente al personal para que sea efectivo”, concluye el doctor Arribas.