Metges de Catalunya (MC) considera que el actual modelo de organización del Institut Català de la Salut (ICS) es un ejemplo de "éxito" que ofrece unos resultados extraordinarios tanto en términos clínicos como en eficiencia y satisfacción de los usuarios. El sindicato afirma que el proyecto de reformulación diseñado por Salut, que prevé la fragmentación del ICS en empresas públicas que agrupan hospitales y centros de atención primaria (CAP), es "innecesario" y genera "desconfianza" entre los profesionales. La activación de la reforma por medio de una prueba piloto en los CAP gerundenses, tal como ha reclamado la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC), no se debería producir, según MC, sin iniciar previamente un "amplio debate político y social" sobre el futuro del modelo de sanidad pública de Cataluña.
Para MC, la validez del ICS como gran empresa pública se demuestra con la "buena salud" de sus finanzas que, pese a los recortes, ha podido cerrar el ejercicio de 2012 con un superávit de 109 millones de euros. En este sentido, la organización destaca que la pérdida del control económico es uno de los riesgos del proyecto de fragmentación, ya que las nuevas empresas sanitarias se regularán en base al derecho civil y mercantil que "evita las garantías de los rígidos controles administrativos".
Con esta variación jurídica, Salut consigue que las entidades creadas se salgan de la contabilidad pública y su posible déficit no compute a los resultados de la Administración. A juicio del sindicato, esta solución permite que las empresas surgidas de la división del ICS "eludan los mecanismos públicos de control económico y de gestión" y de esta manera se podrían llegar a repetir las "prácticas irregulares" que han sido detectadas en la red sanitaria concertada.
Respecto al incremento de la autonomía de gestión que la sociedad de médicos de familia señala como uno de los motivos para apoyar la división del ICS, MC comparte la necesidad de dotar a los facultativos de más capacidad de decisión y control de los recursos, pero alerta de que el plan de Salut sólo "multiplicará las estructuras de gestión y de gobierno" y los profesionales "seguirán aislados de los organismos rectores".
Según el secretario general de MC, Francesc Duch, "no se debe confundir la autonomía de gestión con la autonomía de los gestores y de los mandos". Así, la evolución del ICS no puede suponer que las decisiones de planificación se dejen "en manos de cada gestor o gerente", aumentando los riesgos de establecer "agravios comparativos" entre los centros y entre los profesionales, como está ocurriendo con la implantación de la jornada de 37,5 horas semanales.
Duch advierte además que el proyecto de reformulación conllevará la "progresiva laboralización del personal sanitario", que perderá derechos y tendrá más dificultades para trabajar en la sanidad pública.
La disponibilidad de un mayor presupuesto para la asistencia primaria "tampoco es una certeza". Aunque la potenciación del primer nivel asistencial es "imprescindible", Duch recuerda que todas las reorganizaciones sanitarias territoriales han supuesto en la práctica la transferencia de recursos de primaria hacia otros niveles asistenciales "más deficitarios".
Aun así, el secretario general de MC asegura que el mayor peligro del proyecto es que con la creación de empresas públicas y sus sociedades instrumentales, se "reproduzcan escándalos" como los que se están investigando en la comisión de sanidad del Parlament, a consecuencia de la "laxitud de los controles públicos".