Puig critica el "reconocimiento lírico" que hacen las autoridades sanitarias a la profesión mientras sustentan la precariedad laboral

El secretario general de Metges de Catalunya (MC), Josep Maria Puig, ha criticado este jueves el inmovilismo del Departament de Salut ante la frágil situación laboral que arrastra el personal sanitario, a pesar del sobreesfuerzo descomunal que están realizando las plantillas para hacer frente a la pandemia del COVID-19. "Nos dan palmaditas en la espalda. Nos dicen que lo mejor que tienen son sus profesionales, pero aquí se acaba el reconocimiento. Es un reconocimiento muy lírico, pero la realidad es que tenemos unos contratos inestables, una sobrecarga de trabajo tremenda que pone en peligro, incluso, la calidad de la asistencia y unos sueldos que no se corresponden con nuestra responsabilidad social", ha afirmado en un debate en Betevé sobre la precariedad del trabajo en el ámbito sanitario.

Esta precarización de las condiciones laborales es, según el dirigente sindical, una de las consecuencias de la política de recortes que se ha ido cultivando en los últimos 10 años con la excusa de la crisis económica y que ha dejado unas plantillas totalmente mermadas. Precisamente, este déficit de profesionales es la causa, en gran parte, del exceso de carga asistencial –ha indicado–, "ya que la cantidad de trabajo que tenemos se tiene que repartir con menos gente de la que sería necesaria".

Para Puig, el problema es que las condicones de trabajo son tan nefastas en la sanidad catalana que los profesionales se marchan: "Tenemos una fuga de personal hacia Europa y hacia las comunidades limítrofes con Catalunya, porque los sueldos son más altos, la presión asistencial es menor y hay una mayor estabilidad laboral".

Por otra parte, se ha quejado de que el discurso institucional en pro del estado del bienestar está cada vez más alejado de la acción real del Govern y ha lamentado la poca inversión en sanidad pública. "Externalizar servicios sanitarios, derivando dinero público hacia el lucro privado, es un problema que tenemos desde hace mucho tiempo y un signo de distinción de la sanidad catalana. Estamos ante un modelo que tiene una concepción muy perversa sobre cómo debe ser un servicio público", ha asssegurado.