“La situación de la sanidad catalana, como la de todos los servicios del estado del bienestar, es de parálisis absoluta. No hay proyectos a corto, medio ni largo plazo. El problema principal radica en el hecho de que no tenemos presupuestos –se han prorrogado durante dos años seguidos– y nos urge ponerlos al día, porque la financiación de la sanidad, en estos momentos, está muy por debajo de lo que necesitaríamos". Así de categórico se ha mostrado este domingo el secretario general de Metges de Catalunya (MC), Josep Maria Puig, en una entrevista a El Periódico, tras conocerse que Catalunya es la comunidad autónoma con una mayor tasa de pacientes en espera para una intervención quirúrgica por cada 1.000 habitantes y, además, con un aumento significativo de los tiempos de demora, tanto para entrar a quirófano como para hacerse una prueba diagnóstica o visitar al especialista.
Para Puig, estas prórrogas presupuestarias han tenido unos efectos muy nocivos para el sistema, sobre todo, porque los gastos en materia de salud han aumentado cada año. Esto, ha originado "retrasos de cara al ciudadano, así como una disminución y un desfase importante en la tecnología, y una falta de recursos humanos".
El dirigente sindical ha recalcado que, mientras el presupuesto global de la Generalitat ha aumentado un 4,6% en los últimos nueve años, lo que se destina a Salut ha caído un 10,1%. "Tenemos un problema de voluntad política. La forma en que se reparte el pastel, sea grande o pequeño, es una decisión política y ahora tenemos mil millones menos respecto a lo que teníamos en 2010, pero la pérdida acumulada es de 10.230 millones, cuando todos ya sabíamos que la sanidad estaba infrafinanciada", ha señalado.
En este sentido, ha comparado el gasto público en salud sobre el producto interior bruto (PIB) de Catalunya respecto al de los países europeos de su entorno: "Mientras que aquí invertimos un 3,7%, España lo hace un 6, 2%, Alemania un 9,5% y Francia un 9,3% –la media de la Europa de los quince es del 7,2%".
Una de las consecuencias de esta falta de inversión es, según Puig, el aumento de las personas que tienen contratado un seguro sanitario libre. "Este es el resultado de esta política: dar vida, año tras año, a la asistencia privada e ir disminuyendo la pública", ha concluido.