El secretario general de Metges de Catalunya (MC), Josep Maria Puig, ha hecho una lectura crítica del discurso complaciente del Departament de Salut sobre los nuevos presupuestos sanitarios aprobados por el Govern –actualmente en tramitación parlamentaria– y ha reiterado que las cuentas todavía son “inferiores a las de antes de la crisis económica”. “En 2010 teníamos un presupuesto para sanidad de 9.875 millones de euros, lo que significa que, este año, disponemos de 86 millones menos”, ha afirmado este lunes a Crític. Ante esta infrafinanciación endémica, se ha mostrado taxativo: “De la falta de presupuesto cuelgan todos los problemas que hay en la sanidad. Si solucionásemos este problema, los otros se arreglarían”.
Aparte de eso, Puig ha añadido que, durante la última década, ha habido una inflación del 16,3% en Catalunya, que se debería de restar a las cuentas previstas para este año. “Los titulares que se han generado –en referencia a la reversión de los recortes– son falsos, porque esconden estos datos”, ha señalado.
Esta escasez de medios tiene múltiples consecuencias para el sistema sanitario público: más sobrecarga asistencial en la atención primaria, fuga de talento médico y enquistamiento de las listas de espera, entre otros males. “El tiempo de espera sanitario y el volumen de gente se han ido incrementando y esto no tiene freno, si no se pone dinero”, ha afirmado. En este sentido, ha puesto como ejemplo la inyección de 57 millones de euros anuales que el anterior conseller de Salut, Antoni Comín, destinó el año 2017 a reducir las listas de intervenciones quirúrgicas, pruebas diagnósticas y consultas externas. “Con estos recursos solo se redujo un 0,4% –el objetivo era llegar al 10%– el número de personas en espera para operarse; es decir, básicamente se consiguió que dejasen de crecer al ritmo que lo estaban haciendo”.
Por el contrario, los presupuestos de 2020 prevén dedicarles menos de la mitad, concretamente 20 millones de euros. “Si con 57 millones solo se frenaron las listas de espera, con el dinero que quieren invertir ahora no solo no se reducirán, sino que seguirán creciendo”, ha avanzado.
Otro de los efectos del déficit crónico en la financiación sanitaria es la saturación de las urgencias, provocada, sobre todo, por la pérdida de infraestructura hospitalaria durante los recortes. En un debate en Ràdio 4 que ha tenido lugar también este lunes, Puig ha explicado que la difícil situación que padecen estos servicios “no es ninguna novedad”, pero ha subrayado que las políticas de austeridad han agravado el problema. “En los últimos 10 años, hemos perdido más de 1.000 camas de hospitalización y, a menudo, los hospitales tienen dificultades para ingresar en planta a los pacientes que llegan a urgencias y así lo requieren, ya que los centros están llenos. Esta falta de drenaje es el que provoca realmente el tapón”.