Metges de Catalunya (MC) califica de "muy preocupante" la situación que se vive en los centros sanitarios de Lleida como consecuencia de la falta de personal y reclama al Departament de Salut una actuación "urgente" para reforzar las plantillas y optimizar los recursos ante los brotes de COVID-19, "antes de que se debilite por completo la capacidad de respuesta del sistema".
El sindicato advierte que las plantillas, mal dimensionadas desde hace años, están trabajando bajo unas condiciones de estrés muy elevadas, sin unas directrices claras por parte de las direcciones y con una sensación de descontrol muy grande. Así, reclama a las autoridades sanitarias que reaccionen de inmediato y aplacen toda la actividad asistencial no urgente, tanto en el ámbito hospitalario como en la atención primaria, con el fin de concentrar de manera coordinada todos los medios humanos y materiales en la lucha contra el coronavirus.
Para la organización, ha habido un "exceso de confianza" por parte de las autoridades sanitarias y una "falta de anticipación" ante un más que previsible aumento de los casos de COVID-19, después de decaer el estado de alarma y recuperar la nueva normalidad laboral y social. Este comportamiento –señala– ha inducido las gerencias a reanudar la asistencia sanitaria habitual, incluida la apertura de los quirófanos por la tarde del Hospital Arnau de Vilanova para paliar las listas de espera, cuando empezó a bajar la curva epidémica, "pero sin dejar respirar a unas plantillas agotadas física y emocionalmente por el sobreesfuerzo realizado en los últimos meses".
En este sentido, MC critica que no se hayan diseñado planes adecuados de descanso estival que hayan tenido en cuenta las coberturas de personal en caso de rebrotes, pese a las advertencias que han hecho los representantes de los trabajadores a las direcciones de personal.
A ello, se añade otra falla en la gestión sanitaria del posconfinamento: la capacidad de respuesta de Salud Pública para hacer el rastreo de los casos de COVID-19. Según el sindicato, el sistema de vigilancia epidemiológica está "sobrepasado" por la falta de epidemiólogos y, sobre todo, de rastreadores que tienen que trabajar sobre el terreno para contener los brotes, por lo que el seguimiento de los focos de contagio, los casos positivos y sus contactos es "precario". No hay estructuras suficientes para hacer este control.
Por otra parte, la atención primaria también está desbordada desde que tuvo que asumir la realización de las pruebas diagnósticas PCR del coronavirus y la atención transitoria de las residencias geriátricas "sin incremento de plantilla", subraya la organización médica. Estas nuevas funciones se han unido a la reanudación semipresencial de la atención a la patología crónica. En definitiva, un volumen extraordinario de trabajo que está poniendo al límite el primer nivel asistencial, tanto en Lleida como en el resto de Catalunya. Como ejemplo, las 250 consultas telefónicas que este martes tuvo que atender un facultativo del Centro de Atención Primaria (CAP) Rambla de Ferran, entre las 8.00 h. y las 17.00 h., o las más de 500 visitas –habitualmente son poco más de un centenar– que recibió este sábado el Centro de Urgencias de Atención Primaria (CUAP) Prat de la Riba, ambos equipamientos en la capital leridana.
El llamamiento es claro: faltan manos para atender las necesidades diarias, faltan sustitutos para cubrir las bajas del personal infectado por coronavirus o aislado por contacto con un positivo y faltan refuerzos de verano y sustituciones de vacaciones. "La situación sanitaria en Lleida es crítica y se podría repetir en cualquier lugar de Catalunya, si no hay un cambio de rumbo y una planificación seria e inteligente por parte de Salut", concluye el sindicato.