Metges de Catalunya (MC) pide que el presupuesto sanitario deje de depender de la decisión política y quede “blindado” por medio de un pacto que implique a todos los actores del sector. El sindicato médico, con más de 10.000 afiliados y mayoritario en la sanidad pública y concertada, reclama que el Departament de Salut “alcance ya los 15.000 millones de euros de presupuesto anual” que los expertos y asesores del Govern coinciden en señalar como la cifra necesaria para recuperar la accesibilidad del sistema, llevar a cabo inversiones estratégicas y mejorar las condiciones laborales y retributivas de los profesionales. Dos años después del inicio de la pandemia, para MC la principal lección a aprender es que la sanidad pública es "intocable" y recortarla o empobrecerla "tiene consecuencias inmediatas y futuras", como se ha observado con la gestión de la crisis sanitaria.
Transcurridos 24 meses desde la declaración del estado de alarma y el inicio de las restricciones, la organización ha recogido las "10 lecciones imperdibles" que ha dejado la pandemia de COVID-19, sobre las que es necesario aplicar medidas correctoras para que la sanidad pública "regrese al camino de la excelencia y sea el destino donde quieran ir a trabajar los mejores profesionales".
Incrementar la inversión en Salud Pública, potenciar la prevención de riesgos y la salud laboral, y aplicar un plan de choque para recuperar el bienestar físico y mental de los trabajadores son algunas de las recetas del sindicato, que sitúa a la atención primaria como el principal objetivo de las políticas de fortalecimiento y crecimiento del sistema.
La mejora "sustancial" de las condiciones laborales y retributivas de los profesionales es para MC una "palanca de cambio" que contribuirá decisivamente a la retención del talento médico -amenazado por el creciente interés de los jóvenes facultativos de ejercer la profesión en países con mejores retribuciones y menor presión asistencial- y facilitará el relevo generacional ante la próxima jubilación de más del 40% del colectivo médico. Además, se trata de un reconocimiento "justo y socialmente reclamado" para unos profesionales que han sufrido una década de recortes y dos años de pandemia..
10 LECCIONES IMPERDIBLES DE UNA PANDEMIA
- La salud pública no puede ser anecdótica. El sistema de vigilancia epidemiológica debe estar correctamente financiado y dotado de personal suficiente. Es necesario promover la investigación en este ámbito e incorporar a los expertos en la elaboración de programas y planes de salud, y en el diseño de las infraestructuras sanitarias.
- Recortar en sanidad tiene consecuencias inmediatas y futuras. Los efectos de una década de recortes también han sido evidentes en la gestión de la pandemia: equipamientos obsoletos e insuficientes, y sobre todo un déficit alarmante de personal. El presupuesto sanitario nunca puede encogerse. Para salir del pozo y hacer frente a los retos y necesidades del sistema de salud es necesario un presupuesto no inferior a 15.000 millones de euros anuales.
- Los equipos de protección individual (EPI) no son un protocolo, sino obligatoriedad. Es necesario asegurar la calidad de los materiales, la red de provisión y el stock suficiente en los centros de salud.
- Los recortes y la pandemia han resquebrajado la salud física y mental de los profesionales con cargas de trabajo perniciosas y extenuantes. Más del 70% de los facultativos presenta síntomas de agotamiento profesional (burnout) y las bajas por estrés y ansiedad duplican las que se producían antes de la pandemia. La única salida para reducir esta sobrecarga es el incremento de las plantillas y la mejora de las condiciones de trabajo.
- La atención primaria está hundida y debe reconstruirse. Profesionales que ya han superado todos los límites y que, además, reciben el impacto de la fatiga y el malestar de la población con un incremento de la tensión y las agresiones a las consultas. Faltan más de 800 médicos de familia que estaban antes de los recortes. La contratación de ese personal es una necesidad imperiosa. Además, es necesario desburocratizar las tareas asistenciales. Para ello, el presupuesto de la atención primaria debe representar el 25% del total de Salut, tal y como recomiendan la OMS, las sociedades científicas y los expertos internacionales, y no el 17% actual.
- Las condiciones laborales y retributivas de la sanidad pública están fuera de mercado, puesto que ya no hay fronteras ni barreras. En comparación con los países de nuestro entorno, puede afirmarse que el ejercicio de la profesión médica en Catalunya y en el conjunto del Estado es precario. No es ninguna sorpresa que el 57% de los MIR planeen marcharse ni que las Administraciones se encuentren con enormes dificultades para contratar a nuevos profesionales. El sistema público no es atractivo ni motivador y el talento médico huye.
- La mejora de las condiciones laborales de los sanitarios también repercutirá en la accesibilidad y calidad de la sanidad pública. No será posible volver al momento anterior a la pandemia si no se vuelve al momento anterior a los recortes. No se podrá solicitar la recuperación de la actividad atrasada por la vía de otro sobreesfuerzo de los profesionales, agotados e indignados. Hacerlo comportaría romper la paz social y abrir un nuevo período de conflictividad laboral.
- La población catalana con pólizas de salud privada ha pasado del 25%, en 2010, al 32%, en 2021, como consecuencia de los recortes, la pandemia y la experiencia de empeoramiento de la atención que perciben los pacientes. Si la sanidad pública sigue infrafinanciada, seguirá creciendo la contratación de seguros y la demanda de profesionales de la sanidad privada cada vez será mayor. Si las condiciones laborales y retributivas que se ofrecen también son más interesantes, se producirá un trasiego de facultativos, especialmente de los más jóvenes, que encontrarán una salida laboral más digna al sector privado.
- El relevo generacional de los facultativos es altamente preocupante. En los próximos cinco años, el 20% de los médicos en activo se jubilarán, superando el 40% dentro de 10 años. No se está planificando el repuesto y la falta de profesionales de algunas especialidades es ya alarmante. El cambio debe empezar por mejorar sustancialmente las condiciones laborales y retributivas, y prever convocatorias de ofertas de empleo público ininterrumpidas como mínimo durante los próximos 10 años. Además, es necesario planificar con rigor la oferta de plazas MIR, atendiendo a las necesidades de especialidades del sistema.
- La pandemia sólo ha traído algo positivo: la revalorización de la sanidad pública. De los aplausos iniciales a los agradecimientos de las miles de personas que han requerido en estos meses los servicios de los centros sanitarios. La salud y la sanidad se han reafirmado como la primera de las prioridades y los responsables políticos deben actuar en consecuencia y responder al clamor social que demanda más inversión sanitaria y mejor trato a los profesionales.