"Toda la cadena asistencial de los grandes centros hospitalarios se resiente de una presión elevadísima que se mantiene prácticamente sin pausa desde hace dos años". El presidente del sector de hospitales del Instituto Catalán de la Salud (ICS) de Metges de Catalunya (MC), José Ángel Montañés, avisa de que la situación sanitaria provocada por la pandemia y su gestión, además de colapsar la atención primaria y sus profesionales, también ha llevado al personal facultativo de los hospitales públicos "al límite de su capacidad de resistencia" por el "elevado y sostenido grado de exigencia" de la crisis sanitaria.
La incapacidad de las gerencias y direcciones de realizar una gestión adecuada de la demanda sanitaria también ha influido en el agotamiento de los profesionales. "A pesar de que la pandemia se ha prolongado dos años, las direcciones no han sido capaces de diseñar planes de contingencia adecuados para esta situación", asegura Montañés, que todavía ve lejos el regreso a la normalidad.
Precisamente, la voluntad de mantener la asistencia ordinaria y recuperar las listas de espera, y, al mismo tiempo, hacer frente a la pandemia, con la misma plantilla y recursos, ha sido el detonante del crecimiento del síndrome de burnout entre el colectivo médico. “Facultativos sobrecargados, plantillas infradotadas y con un flujo continuo de pérdida de profesionales, ya sea por baja o por fuga fuera del sistema público. Ésta es la realidad que algunos no quieren ver. No es sólo cansancio, sino algo más profundo y de afectación personal”, remarca Montañés.
Tal y como advirtió el sindicato, mantener la actividad quirúrgica y asistencial habitual, reducir las listas de espera y atender a la COVID, todo con el mismo número de profesionales y recursos, era una “imprudencia”. En este sentido, Montañés explica que el personal médico "no tiene banquillo, no hay reservas, sólo hay equipo titular". Por este motivo, ya desde antes de la pandemia, el personal facultativo no es sustituido cuando hace vacaciones o está en situación de baja, por lo que la actividad asistencial debe distribuirse entre el resto de los profesionales médicos. Una situación que no sólo no ha cambiado, sino que se ha agravado con la pandemia.
Mantener el plan de contingencia
Así, los representantes médicos de los grandes hospitales públicos advierten que, a pesar de afectar de forma transversal a todos los servicios hospitalarios, la situación es “límite” en las unidades de Urgencias, Medicina Interna, Anestesia o Medina Intensiva. En el caso de las UCI, alertan de que las plantillas pueden sufrir en cualquier momento una “ruptura” por la falta de personal y por el cansancio acumulado, ya que el número de pacientes ingresados sigue siendo muy elevado y la llegada de nuevos no se detiene.
Aunque los datos apunten a una incipiente reducción de contagios, el presidente del sector pide a la dirección del ICS que prolongue el plan de contingencia activado antes de Navidad, con el objetivo de adecuar las agendas quirúrgicas y asistenciales a la incidencia de la sexta ola y, sobre todo, al personal médico disponible. “No trabajamos con la previsión de que la pandemia mejorará. Preparémonos para una séptima ola, que llegará con un sistema exhausto y sin capacidad de respuesta suficiente”, asegura Montañés.