Desde hace algunas semanas el gobierno español y sus altavoces mediáticos están construyendo y difundiendo el relato de la finalización de la crisis y de la recuperación económica. El optimismo, lo que algunos llaman 'brotes verdes', parece más un intento de imponer la idea de la recuperación por medio de una campaña de marketing que la consecuencia de signos objetivos de mejora. Los indicadores, especialmente el paro, no permiten hacer afirmaciones grandilocuentes. Por ahora el cava deberá continuar en la nevera y nada apunta a que tenga que salir de allí a corto o medio plazo.
Tampoco resultan creíbles las declaraciones (administrativamente más cercanas) que aseguran que no habrá más recortes y que entramos en un período de "estabilización del gasto social". En Catalunya sabemos que en 2014 los empleados públicos continuarán perdiendo una paga extra y se mantendrá la supresión del 50% del sueldo variable. También conocemos que el Govern prepara un paquete de medidas que se incluirán en la Ley de acompañamiento de los presupuestos de 2014 y que supondrán, en la práctica, una nueva reducción salarial en el sector sanitario. Además, el plan de Reordenación asistencial territorial (RAT), que concentrará la prestación de servicios en unos pocos centros, hace temer un más que probable recorte de las plantillas de médicos de hospital, que son imprescindibles para mantener los estándares de calidad. Todo ello mientras el Servei Català de la Salut (CatSalut) se plantea la indecencia de blindar los sueldos de sus directivos ante los recortes porque estos altos cargos han sufrido un "importante decremento salarial" superior al del resto de trabajadores.
Nuevamente nos encontramos con la construcción de un discurso ("Se han acabado los recortes") que se asume como real a fuerza de repetición y difusión en los medios de comunicación, pero que no resiste ni resistirá la criba de la hemeroteca.
Aun así, llegará el día en que esta recuperación económica será algo más que una declaración en el Telediario o el titular de un periódico. Y entonces se deberá exigir otra recuperación, la de los sueldos y los derechos recortados en una crisis que ha tenido como objetivo la aniquilación de la clase media y del estado del bienestar, y que ha encontrado en la sanidad -históricamente infrafinanciada- una diana recurrente.
Será el momento de exigir que se recupere el 30 % del sueldo que han perdido en tres años los facultativos catalanes, que se recupere el millar de médicos que ha perdido el sistema contando sólo el Institut Català de la Salut (ICS), que se recuperen las condiciones y las oportunidades laborales para los médicos residentes que se ven abocados a emigrar para ejercer su profesión. Y por supuesto, que se recuperen los recursos y las infraestructuras (quirófanos, camas, urgencias nocturnas...) que permiten ofrecer una asistencia sanitaria pública de calidad. Y será el momento de recuperar un gasto sanitario per cápita digno de un país de 7,5 millones de habitantes.
En la exigencia de esta recuperación se encontrará con firmeza reivindicativa Metges de Catalunya (MC). Porque de la misma manera que "no hay más remedio que hacer recortes", no habrá otra posibilidad que no pase por recuperarlos. La recuperación obligada.