Tres años después de la constitución del Consell de la Professió Mèdica de Catalunya (CPMC), todo está por hacer. Este órgano, pionero en el Estado español, se creó como respuesta al malestar médico por la falta de un espacio propio, donde médicos, patronales y Departament de Salut pudieran decidir el futuro profesional y laboral del colectivo, sin interferencias no médicas.
Desde su constitución, Metges de Catalunya (MC) ya advirtió sobre la posible ineficacia del CPMC, si sus acuerdos no eran ejecutivos y vinculantes. Desgraciadamente, la actitud de las patronales sanitarias, tanto la pública como la concertada, junto con la timidez de la Conselleria de Salut para liderar un nuevo modelo de relación y participación profesional, han dado la razón al sindicato y se han cumplido los peores augurios.
Hasta ahora, sólo se han desarrollado aquellas recomendaciones del CPMC que han beneficiado a los gestores, pero se han inmovilizado acuerdos importantes para los médicos como el nuevo modelo retributivo, el nuevo sistema de retribuciones variables por cumplimiento de objetivos, el desarrollo profesional continuado individualizado o las relaciones entre el colectivo médico y de enfermería.
MC ha demostrado su voluntad negociadora y ha renunciado a metas superiores para construir un espacio profesional médico, donde debatir propuestas y encontrar consensos en pro de la profesionalidad, la sostenibilidad y la corresponsabilidad sanitaria. Pero este fin no ha sido posible.
Por lo tanto, habrá que ir virando y hacer rumbo al destino que el sindicato se marcó en la huelga de 2006: el convenio médico.