Dos años y medio después del inicio de la pandemia de la COVID-19, el exceso de mortalidad en Europa todavía continúa totalmente disparado y, según los últimos datos publicados por la oficina estadística de la Comisión Europea (Eurostat), España es el segundo país con la tasa más elevada: 16,7%. La cifra casi triplica la de la Unión Europea (6,2%) y solo la supera Portugal, que presenta un aumento de la media de defunciones del 23,9% respecto a las registradas entre 2016 y 2019. Para poder revertir la situación, Metges de Catalunya (MC) reclama una mejora del sistema sanitario.
Este verano, el nombre de óbitos ha llegado a máximos históricos desde que se tienen datos, siendo incluso más mortal que los dos anteriores, cuando nos encontrábamos en plenas segunda y quinta olas de la pandemia. Así lo indican las estadísticas que recoge el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto Carlos III (ISCIII), que solo durante el mes de julio ha notificado 44.722 muertes en todo el Estado –11.318 más de las estimadas–, 6.461 de las cuales han sido en Cataluña –1.312 por encima de las previstas–.
El exceso de mortalidad en España en lo que llevamos de año ya suma 30.856 personas, que es un 26% más del que hubo a lo largo de todo el 2021 –24.490–. Andalucía (4.026), la Comunidad Valenciana (3.848), Castilla y León (3.128) y Cataluña (2.979) son las comunidades autónomas con peores cifras, las cuales fácilmente continuarán en aumento dado que todavía quedan cuatro meses para que termine el 2022.
Pese a que la séptima ola ya ha terminado y las UCIs se encuentran prácticamente vacías de pacientes COVID-19, parte de las defunciones siguen estando relacionadas con los efectos secundarios del contagio de las nuevas variantes del virus. Por otro lado, el 22,7% del exceso de muertes han sido causadas por las olas de calor, pues entre junio y agosto más de 4.600 personas han perdido la vida por motivos relacionados con las altas temperaturas –575 de ellas en Cataluña–. Aun así, el conjunto de estas no se corresponde ni tan solo a la mitad del total de pérdidas.
Por ahora solamente existen hipótesis acerca de los motivos de este exceso de mortalidad tan elevado, pero algunos expertos señalan la desatención de las enfermedades no COVID-19, el retraso en los diagnósticos y la baja detección de cánceres durante la pandemia como uno de los principales. El envejecimiento de la población, aunque no explica este fenómeno, también es un factor clave al tratarse de un grupo cada vez más vulnerable. De hecho, el 71,4% del exceso de defunciones producido desde enero se corresponde a personas mayores de 85 años, según datos del MoMo.
En este sentido, MC recuerda que al inicio de la epidemia ya advirtió que “la falta de recursos en la sanidad pública tendría repercusiones en la morbilidad y mortalidad de la población”, pues el sistema sanitario público catalán se encuentra castigado desde mucho antes de la llegada del virus y desde entonces todavía lo está más. Y es que la saturación del servicio sanitario, sumada a la falta de personal, han dificultado la detección de muchas enfermedades durante los dos años y medio de pandemia, retrasando su tratamiento y dificultando su curación.
Así pues, el sindicato médico alerta de la “necesidad urgente” de mejorar el sistema sanitario, dotándolo de más recursos económicos y humanos, para poder acabar con este exceso de mortalidad tan elevado. “Hay que reducir las listas de espera, disponer de más profesionales para hacer pruebas y ofrecer una atención de calidad y segura para la ciudadanía”, sostiene la organización. Asimismo, reclama que se estudien los hechos para conocer todos los motivos por los que se está dando esta situación y, de este modo, poder tomar las decisiones adecuadas para ponerle fin y frenar este crecimiento del exceso de muertes.