Alrededor de 115.000 personas han perdido la vida en España a consecuencia de la COVID-19 desde el inicio de la epidemia, aumentando el exceso de mortalidad hasta niveles que no se veían desde hace muchos años. Este indicador está directamente relacionado con la esperanza de vida de la población, que también se ha visto perjudicada y ha roto su tendencia al alza de los últimos tiempos. Mientras países como Francia, Bélgica, Suiza y Suecia ya consiguieron volver en 2021 a niveles de esperanza de vida similares a los de los años previos a la pandemia, España todavía se encuentra bastante lejos de conseguirlo, ya que su sistema de salud está malherido desde hace más de una década y todavía arrastra los efectos de los recortes. Por ello, Metges de Catalunya (MC) insiste en la necesidad urgente de mejorarlo, dotándolo de más recursos económicos y humanos para poder revertir la situación.
Una nueva investigación publicada esta semana en la revista Nature Human Behaviour, que ha analizado los datos de 29 países entre 2015 y 2021, indica que entre 2020 y 2021 se produjo una recuperación de la esperanza de vida de 7,6 meses en nuestro país. No obstante, la bajada de esta que provocó el coronavirus fue de 15 meses al pasar de los 83,55 años de media en 2019 a los 82,35 años en 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por tanto, aún se encuentra 7,4 meses por debajo de los niveles prepandemia.
A principios de septiembre, datos de la oficina estadística de la Comisión Europea (Eurostat) situaron España como el segundo país con la tasa de exceso de mortalidad más elevada: un 16,7%, casi el triple que la de la Unión Europea –6,2% –. Después de un verano donde el nombre de óbitos ha llegado a máximos históricos, el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto Carlos III (ISCIII) indica que el exceso de muertes todavía continúa al alza. En tan solo un mes y medio, el exceso de mortalidad en España se ha incrementado un 6,12%, pasando de 30.856 personas a 32.744. De estas, 3.282 son de Cataluña, siendo la tercera comunidad autónoma donde se han registrado más muertes de las previstas este 2022.
Son muchos los motivos que los expertos señalan como posibles causas de dicho exceso, pero aún no hay ninguna explicación oficial. Aun así, el retraso en los diagnósticos, la desatención de las afecciones no COVID-19 y los efectos secundarios de la pandemia protagonizan buena parte de las hipótesis. Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), el Consorcio de Atención Primaria de Salud del Eixample y el Hospital Clínic de Barcelona, demuestra que en 2020 disminuyó notablemente la detección de ciertas enfermedades respecto a la media de 2017-2019. Por ejemplo, hubo un 50% menos de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, un 48% menos de cardiopatías isquémicas, un 46% menos de hipotiroidismo y un 45% menos de melanomas, entre otras.
El sindicato médico lleva advirtiendo de esta situación desde el inicio de la pandemia, pues nuestro sistema de salud se encuentra dañado desde mucho antes de la llegada del virus y este solo ha empeorado una situación que se arrastra desde hace más de una década. De este modo, Mc insta de nuevo al Govern a dotar la sanidad de los recursos necesario para poder reducir las listas de espera y contratar más profesionales facultativos para, así, poder reducir la sobrecarga asistencial. “Solo así se podrá ofrecer una atención de calidad a la ciudadanía, posibilitando la detección precoz de muchas enfermedades para poder tratarlas a tiempo, reducir el exceso de mortalidad y revertir la bajada de la esperanza de vida”, remarca la organización.