Era un secreto a voces y los datos comienzan a hacerlo evidente. Las listas de espera sanitarias están creciendo y, lo que es peor, no parece que vayan a dejar de hacerlo a corto plazo. Según los datos del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), este mes de agosto había 149.351 personas a la espera de una intervención quirúrgica con plazo de referencia. El tiempo medio que esperan los pacientes hasta que son intervenidos es de 182 días. Hace un año, en septiembre de 2021, había 129.922 personas pendientes de una operación que esperaban 184 días de media. Si se observan los datos de algunas intervenciones más críticas, como las relacionadas con procesos oncológicos, también se ha producido un preocupante incremento. En agosto de este año había 2.219 pacientes a la espera de una operación, con 24 días de demora media. En cambio, hace un año, eran 1.885 los pacientes pendientes de intervención para extirpar un tumor maligno, con 19 días de espera hasta la entrada en el quirófano.
El Departamento de Salud reconoce el incremento de las listas de espera y lo sitúa en un 18% para las cirugías generales y un 8% para las pruebas diagnósticas. La explicación, asegura la consejería, es la recuperación de la actividad después del paro que supuso la pandemia. El secretario general de Metges de Catalunya (MC), Xavier Lleonart, coincide en parte, pero al mismo tiempo recuerda que las listas de espera "son un problema crónico en el sistema sanitario catalán" y no estrictamente ligado a los efectos del coronavirus.
Los retrasos diagnósticos provocados por la priorización de la atención en la COVID están provocando que la detección de las enfermedades se realice en fases más agudas y en estadios más avanzados, según Lleonart. Una observación que corrobora Blanca Martínez, farmacóloga del Hospital Josep Trueta de Girona y delegada de MC. La pérdida del cribado durante la pandemia está haciendo aflorar tumores en fase avanzada y avisa de que, a pesar de la agilidad de los circuitos de detección y tratamiento de los cánceres, los procesos "se están ralentizando cada vez más".
El secretario general del sindicato médico se muestra pesimista respecto a las posibilidades que tiene Salut para mitigar las listas de espera. “La única forma de activar un plan de choque es maltratar aún más a los profesionales del sistema. No pueden incorporar más médicos porque no tienen capacidad de atracción. Para incrementar la productividad, lo único que pueden hacer es que los sanitarios trabajen más de lo que lo hacen”, asegura. Por este motivo la consejería "ni siquiera se plantea presentar este plan de choque".
Última oportunidad
Tras el conflicto de las esperas quirúrgicas se esconden los mismos problemas que están constriñendo el sistema: la falta de médicos, la sobrecarga de trabajo y unas condiciones profesionales, laborales y retributivas que repelen a los facultativos y dificultan el refuerzo y el relevo generacional de las plantillas.
En este sentido, el reciente cambio de consejero de Salut supone para MC una "ultima oportunidad" para enderezar la situación de la sanidad pública y evitar el inicio de un período de conflictividad. "El conseller Manel Balcells es un profundo conocedor del sistema y no puede rehuir su responsabilidad", afirma Lleonart. Las negociaciones abiertas con los representantes de los trabajadores, tanto en el Instituto Catalán de la Salud (ICS) como en la red sanitaria concertada, ofrecen al consejero la posibilidad de “incidir” para mejorar las condiciones de trabajo del personal facultativo y recuperar la capacidad de atracción y retención del talento médico.
Asimismo, el responsable sindical reclama que Salut “tome las riendas de la planificación” ante la jubilación de miles de médicos y médicas en los próximos cinco años. “El departamento debe saber cuántos facultativos trabajan en el sistema público y concertado, cuántos se necesitarán y dónde se necesitarán”.
Si la administración sanitaria no toma medidas, "la sanidad pública se seguirá descapitalizando y perdiendo calidad", con el riesgo de convertirse en una "sanidad de beneficencia" mientras se produce un trasvase de pacientes y profesionales hacia la sanidad privada, advierte Lleonart.