Metges de Catalunya (MC) reitera que es necesario aumentar significativamente la plantilla facultativa de la red sanitaria pública no solo para poder atender en condiciones óptimas la demanda diaria, sino también para poder cubrir debidamente la asistencia de las residencias geriátricas, con perfiles clínicos cada vez más complejos dado que las personas que ingresan en ellas lo hacen a una edad más avanzada y con una salud mucho más frágil.
Según datos de la Associació Professional Catalana de Directors/res de Centres i Serveis d'Atenció a la Dependència (ASCAD) recogidas por Crónica Global, la esperanza de vida en las residencias catalanas ha caído en picado en la última década: de los cinco años de media a menos de año y medio, desde el momento del ingreso. Esta entidad atribuye el descenso a un mayor apoyo a la dependencia, como la atención domiciliaria para las personas mayores, que hace que el acceso a la residencia se retrase y el individuo entre con mayor grado de deterioro –casi el 89% de las personas que vivían en residencias catalanas en 2019 se clasificaban en las categorías de máxima complejidad clínica y alto riesgo.
Esto hace que los requerimientos de la asistencia en el ámbito residencial sean mucho más elevados y que la ratio de un médico o médica por cada 450 residentes que fijaba sobre el papel –en la práctica no se ha cumplido– el plan de contingencia para proteger las residencias aprobado por el Govern en verano de 2020, en plena pandemia de COVID-19, sea completamente insuficiente. Incluso, el propio director estratégico de Atención Primaria del Departament de Salut, Rafa Ruiz, reconocía a Nación Digital que la ratio ideal debería situarse en los 100 residentes por profesional facultativo.
Ante este escenario, MC reclama a la Administración que se consensúe y se despliegue de una vez por todas un modelo de atención integrada social y sanitaria, que salvaguarde la transversalidad, la continuidad asistencial y el seguimiento clínico efectivo de las personas residentes, y, al mismo tiempo, garantice una plantilla de profesionales adecuada a la cartera de servicios. Solo así, asegura, se podrá abordar de forma correcta la atención a la cronicidad también dentro de las residencias, sobre todo teniendo en cuenta el envejecimiento progresivo de la población: dentro de 15 años, las personas mayores de 65 años serán el 24,7% de la ciudadanía en Catalunya –en 2022 representaban el 19,3%– y en tres décadas serán el 29%, según la proyección de la evolución demográfica en un escenario medio del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat).
Retos sociosanitarios
El sindicato pidió a finales del año pasado a las autoridades sanitarias más inversión en salud para poder garantizar la calidad de vida a las personas de mayor edad y poder atenderlas convenientemente en situaciones de enfermedades avanzadas, y en el proceso de final de vida. En este sentido, exigía un “salto cualitativo” en el presupuesto sanitario también para poder proteger la curva de envejecimiento que se vislumbra a corto plazo y disponer de más recursos para la asistencia, la investigación, la formación y la docencia sanitaria, así como para el abordaje de patologías emergentes derivadas del cambio climático o la pobreza.