Nuevo dato que corrobora la crisis de la Medicina Familiar y Comunitaria: 225 MIR de esta especialidad en todo el Estado han dejado su formación en los últimos cinco años, una cifra cinco veces superior a la de la segunda disciplina con más abandonos que es Anatomía Patológica (44), según una estadística que ha hecho pública el Ministerio de Sanidad sobre las renuncias de los médicos y médicas residentes entre los años 2017 y 2021.
Esto se añade a otras circunstancias igualmente preocupantes para Metges de Catalunya (MC) como que, por un lado, de los 404 recirculantes en el MIR 2022 –aquellos profesionales que han renunciado a su especialidad para formarse en otra– 181 (45%) provenían de medicina de familia, y por otro, que, en el último proceso de asignación de plazas de formación sanitaria especializada, quedaron 200 plazas de medicina de familia sin cubrir, de las cuales 71 en Catalunya.
El sindicato considera que todas estas realidades evidencian el “desprestigio” que sufre la especialidad entre las jóvenes generaciones médicas, debido sobre todo a la sobrecarga asistencial, el exceso de burocracia y las bajas retribuciones que afectan a los profesionales del primer nivel asistencial. Un cóctel que está provocando un aumento del éxodo de recién graduados en Medicina, según MC.
Para detener este proceso de degradación y hacer más atractiva la Medicina Familiar y Comunitaria, y, por extensión, la atención primaria, la organización reclama desde hace tiempo una mayor inversión presupuestaria, un incremento de la plantilla facultativa para reducir la presión asistencial en las consultas y mejorar la accesibilidad al sistema, además de una mejora notable de las condiciones laborales y retributivas, tal y como quedó patente en el acto conmemorativo del Día Mundial del Médico y la Médica de Familia que la entidad organizó el pasado año ante la Facultad de Medicina del Campus Clínic de la Universitat de Barcelona (UB).
La situación es tan crítica que, incluso, el conseller de Salud, Manel Balcells, ha llegado a poner sobre la mesa un “cambio de modelo” insólito que ignora la precaria situación laboral y profesional del personal médico, potenciando los roles de otras categorías –en gran parte en la atención primaria–, poniendo en duda la necesidad de incrementar la plantilla facultativa, la fuga de talento médico y el concepto de longitudinalidad, como una de las características básicas de los procesos asistenciales. Obviamente, MC se ha opuesto a ello.
“Lo que nos enferma es ver que no damos abasto, que no tenemos tiempo, que hay varias personas citadas a la misma hora. Parece que no se respete nuestro trabajo”, explicaba recientemente la delegada del sindicato y médica de familia en el CAP Passeig de Sant Joan de Barcelona, Esther Ros, al diario El Món. “Los estudiantes ven nuestro día a día y nuestras agendas. No quieren tener estas condiciones [...]. Si tuvieran interés [los responsables políticos] de hacer atractivas las condiciones laborales y que las salariales fueran más competitivas, quizás conseguirían que casi el 100% de los residentes que formamos se quedaran”, añadía.