La repercusión de la pandemia en la salud mental de la población es una evidencia, pero la incidencia en el bienestar emocional de los profesionales sanitarios es aún más palpable. Así lo indican los estudios realizados hasta este momento, los cuales señalan que casi la mitad del personal que lucha en primera línea contra la COVID presenta un alto riesgo de trastorno mental. Recogiendo estos datos, Anna Robert, psicóloga e interventora de la Agrupació de Psicòlegs de Metges de Catalunya (APMC), ha pedido que la Administración tome medidas para que el personal de los centros sanitarios "se pueda rehacer" y continuar prestando los servicios asistenciales, "pero con unas condiciones mucho más saludables".
En un artículo publicado en el Diari de la Sanitat, Robert ha reflexionado sobre el concepto de indefensión aprendida y sobre el síndrome de agotamiento profesional o burnout. Ambas casuísticas, ha recordado, se daban antes de la pandemia y formaban parte de los motivos de convocatoria de la histórica huelga de facultativos del otoño de 2018.
"La pandemia ha sido una catástrofe emocional, una montaña rusa con momentos de pánico, jornadas maratonianas de exigencia continúa acentuada por la exposición permanente a la muerte, muy a menudo vivida desde la impotencia o la culpa. La lucha de los profesionales ha sido encomiable, pero, poco a poco, los sentimientos de agotamiento, los cuadros postraumáticos, la ansiedad y el desánimo se han apoderado del personal asistencial".
En este sentido, ha asegurado que no se ha hecho lo suficiente para "cuidar los cuidadores" y ha avisado de que en la pospandemia "habrá un trabajo ingente en la atención psicológica a los profesionales de la salud".