Metges de Catalunya (MC) alerta de que las horas de trabajo semanal que realizan los profesionales médicos, teniendo en cuenta la jornada ordinaria y la de atención continuada de obligado cumplimiento, está muy próxima al umbral de la peligrosidad que han establecido la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un estudio conjunto. Según esta investigación, trabajar 55 horas o más por semana es un factor de riesgo muy elevado para la salud humana. "El personal facultativo puede trabajar legalmente hasta 2.187 horas anuales, esto equivale a unas 50 horas semanales", señala el vicesecretario general de MC, David Arribas. En este sentido, el sindicato asegura que el exceso de jornada y la sobrecarga asistencial "son las causas inmediatas de la incidencia del burnout y de las numerosas bajas laborales entre el colectivo médico".
Los datos del estudio publicado por la OMS y la OIT indican que exceder las 55 horas de trabajo semanal se traduce en un 35% más de posibilidades de sufrir un accidente cerebrovascular y un 17% más de riesgo de muerte por una patología cardíaca. La doctora Maria Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la OMS, vincula las largas jornadas laborales con el riesgo de muerte prematura y llama a regular límites en el tiempo de trabajo, a través de las leyes y los convenios colectivos, porque superarlos se convierte en un “grave peligro para la salud”.
Arribas se suma a la reclamación de la doctora Neira y recuerda que MC ha instado de forma retirada a la necesidad de poner límites a la jornada médica para preservar la salud física y mental de los profesionales. Casi la mitad de los facultativos están afectados por el síndrome de agotamiento profesional o por patologías de trastorno mental, por este motivo “se deben revisar a la baja las jornadas ordinarias, es necesario reducir a la mínima expresión las horas extraordinarias y se han de reformar las guardias de 24 horas”, afirma el responsable sindical.
El problema de fondo, añade Arribas, es la aceptación de que “el paradigma de trabajo del siglo XX ya no funciona y debe tomar fuerza una nueva cultura laboral basada en el bienestar emocional de los trabajadores y trabajadoras”.