La pediatría de atención primaria es, en estos momentos, uno de los eslabones más débiles del sistema público de salud, fundamentalmente debido a la falta de especialistas en los CAP. Más de un 30% de las plazas de pediatría del primer nivel asistencial están cubiertas por médicos sin esta especialidad, según datos de la Sociedad Catalana de Pediatría. La falta de profesionales ha provocado recientemente la reorganización de la asistencia en Cataluña mediante la creación de los equipos territoriales de atención pediátrica (ETAP), centros en los que se agrupan diferentes perfiles sanitarios orientados al cuidado de la salud de los menores. Esta solución, por un lado, puede perjudicar la proximidad de las familias a los profesionales, ya que en algunos casos comportará la necesidad de desplazarse para recibir atención, pero, por otro, asegura que la asistencia será prestada por especialistas pediátricos.
A pesar de que los resultados de integrar pediatras en el sistema de atención primaria están contrastados —reducción significativa de la mortalidad infantil, menor necesidad de hospitalizaciones y una disminución de las complicaciones gracias al diagnóstico precoz de patologías agudas o enfermedades crónicas, la detección de trastornos metabólicos, del crecimiento y del desarrollo o trastornos mentales— algunas voces cuestionan la presencia de especialistas pediátricos en el primer nivel asegurando que es un modelo sanitario caro, innecesario y prescindible, como demuestra que países con sistemas desarrollados, como Reino Unido o Canadá , no cuenten con pediatras extrahospitalarios.
Metges de Catalunya (MC), con motivo del Día de la Pediatría que se celebra este martes 8 de octubre, reivindica la pediatría de atención primaria como un "pilar clave para el desarrollo sano de los menores". El sindicato recuerda que tanto los profesionales como las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes se oponen a su desaparición en los CAP. “Los pediatras, como especialistas en salud infantil, son expertos en detectar sutiles signos de enfermedades en estadios en los que los síntomas todavía no son evidentes para los familiares o cuidadores. Pueden intervenir antes de que las condiciones se agraven, diagnosticando y tratando patologías que podrían ser graves si no se identifican a tiempo”, señala Ana Roca, pediatra y vicepresidenta de MC.
Precisamente, los países que han optado por prescindir de los pediatras en la atención primaria presentan más problemas de calidad asistencial y falta de equidad, de modo que el nivel socioeconómico de las familias o la situación geográfica se convierten en un determinante para la salud de los niños. En este sentido, Roca considera que existe una relación directa entre las dificultades de acceso a los especialistas y el incremento de diagnósticos tardíos que aumentan el riesgo de complicaciones secundarias evitables, además de un crecimiento de las visitas a los servicios de urgencias hospitalarias y de los ingresos. "Todos estos sistemas reciben críticas enérgicas por la lenta respuesta frente a los problemas de salud física y mental de los niños y adolescentes. Importarlo sería un error fatal", asegura la responsable sindical.
La jubilación de 75 pediatras entre los años 2024 y 2026, según el Plan de Ordenación de Recursos Humanos (PORH) del Instituto Catalán de la Salud (ICS), supone un reto para el sistema ante la dificultad de encontrar a profesionales que quieran tomar el relieve. “No es tanto un problema de plazas MIR, sino de continuidad de los especialistas una vez finalizan su residencia. La atención primaria no es un ámbito atractivo, por las condiciones de trabajo y la sobrecarga asistencial, pero también porque no facilita el crecimiento profesional a través de la formación continua y la investigación”, asegura Roca. Tanto en las clínicas privadas como en los grandes hospitales, los profesionales tienen la opción de convertirse en superespecialistas, mientras que en la atención primaria la actividad es 100% asistencial. "Hay que promover unas condiciones laborales más flexibles, que permitan trabajar con más confort y capacidad de conciliación, y que incluyan posibilidades formativas para no aislar a los pediatras de los CAP de sus compañeros hospitalarios", asevera.
En cualquier caso, la vicepresidenta de MC remarca que disponer de un pediatra de referencia en la atención primaria, asignado a cada niño y familia, es un valor que no puede perderse porque es "la mejor inversión para un futuro saludable de los nuestros niños y adolescentes, que no son adultos pequeños, sino que tienen necesidades médicas específicas que requieren una adaptación constante a cada etapa del desarrollo humano". Dar pasos atrás en este sentido "rompería la relación de seguridad y confianza que establecen las familias, que sufren por la salud de sus hijos e hijas, y se perdería uno de los principios de nuestro sistema de salud: la proximidad y la atención centrada en el paciente y su entorno social y comunitario".