Las consecuencias que todavía se arrastran de los recortes y los efectos que ha tenido la pandemia sobre el sistema sanitario público hacen que cada vez haya más profesionales facultativos que presentan síntomas del síndrome de burnout. Un informe elaborado recientemente por Medscape a partir de las respuestas a una encuesta hecha a médicos y médicas de una treintena de especialidades distintas indica que el 53% de estos se encuentra agotado y desmotivado, mientras que un 23% sufre depresión.
En tan solo cinco años, estas cifras han aumentado un 11% y un 8%, respectivamente. No obstante, el impacto del COVID-19 no es el único responsable, ya que solo uno de cada diez encuestados indica la atención de dichos pacientes como uno de los factores que más ha contribuido en su cansamiento físico y mental.
En cambio, el 61% señala el exceso de tareas burocráticas sin valor clínico que llevan a cabo como la principal causa de su agotamiento, aunque también lo atribuyen a su falta de respeto entre compañeros (38%), el exceso de horas de trabajo (37%) y compensaciones económicas insuficientes (34%), entre otros factores. En este sentido, Metges de Catalunya (MC) vuelve a alertar de la necesidad de desburocratizar el proceso asistencial y aplicar mejoras laborales y retributivas de forma urgente para frenar este incremento del burnout médico.
Especialidades más “quemadas”
Actualmente, los profesionales médicos de urgencias son los más afectados por esta enfermedad, ya que el 65% del personal encuestado de esta especialidad ha manifestado estar “quemado y agotado”. A estos les siguen los facultativos y facultativas de Medicina Interna (60%), Pediatría (59%), Ginecología (58%), Enfermedades Infecciosas (58%) y Medicina de Familia (57%).
Por otro lado, un alto porcentaje de mujeres ha manifestado sufrir burnout (65%), que es bastante superior al de los hombres (46%), un hecho que el sindicato relaciona con las desigualdades por cuestión de género y situaciones de machismo que todavía hoy sufren las profesionales médicas y que hay que erradicar.
En cuanto a las medidas que se deberían de implementar para combatir el burnout médico, un 45% ha indicado que habría que incrementar las retribuciones y un 44% pide unos horarios más manejables que permitan una fácil conciliación laboral y familiar. Un 37% también exige más personal, un 36% reclama más respeto entre compañeros y superiores, y un 33% solicita que se reduzcan las cargas de pacientes atendidos al día. Entre otras propuestas, sorprende que un 14% valore cambiar de trabajo para poder salir de esta situación.
Solo un 13% ha buscado ayuda
En último lugar, MC ve con preocupación que solamente el 13% de los encuestados haya buscado ayuda profesional para combatir el síndrome de burnout, que desde el 1 de enero de 2022 es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad profesional.
En este sentido, el sindicato incide en la necesidad de alertar a las direcciones y gerencias de los centros de trabajo de cualquier situación que afecte al bienestar, tanto físico como mental, de los profesionales médicos para poder actuar y encontrar soluciones lo más pronto posible.