Cada año mueren más de 13 millones de personas por causas medioambientales evitables. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la crisis climática es la “mayor amenaza” a la cual se enfrenta la humanidad y ha acontecido también en una crisis sanitaria. Así lo demuestra el informe de este año de The Lancet Countdown sobre salud y cambio climático en Europa. Éste alerta de una situación “crítica” generada por una excesiva dependencia de los combustibles fósiles que pone en peligro la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras, la cual también preocupa a Metges de Catalunya (MC).
Los autores del estudio indican que el calentamiento del planeta observado durante los últimos 20 años está provocando que los fenómenos extremos relacionados con el clima sean cada vez más intensos y frecuentes, comportando una serie de consecuencias para la ciudadanía cada vez más duras. Por ejemplo, la mortalidad relacionada con las altas temperaturas ha aumentado en el 94% de las 990 regiones vigiladas a raíz del calentamiento observado en las dos últimas décadas.
En el caso de España, entre enero y noviembre de 2022 han muerto 5.832 personas por motivos atribuibles a las temperaturas extremas, 711 de ellas en Cataluña. Así lo indican las estadísticas del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que desde el año 2015 recoge datos sobre las defunciones a todo el país y este año ha logrado un récord en la cifra de óbitos por esta causa.
Los veranos cada vez son más largos y calurosos, mientras que el invierno ya dura casi un mes menos que hace tan solo un par de décadas. Esto ha hecho aumentar las olas de calor, así como su duración. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el 2022 ha sido el año en que España ha vivido más días en olas de calor desde 1975, cuando empezó a recoger información. En total, ha habido 47 días con temperaturas altas extremas en alguna zona del país. En Europa, la exposición a las olas de calor ha aumentado un 57% durante la década de 2010 a 2019 en comparación con el decenio anterior –del 2000 al 2009–.
Más problemas cardiovasculares y respiratorios
Una de las causas del calentamiento del planeta –que tiene el mismo origen que el cambio climático: el modelo energético actual– es el incremento de las emisiones de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles. En consecuencia, el aire de nuestro entorno se encuentra cada vez más contaminado y, de hecho, la OMS subraya que más del 90% de la humanidad respira aire insalubre.
Además, el estudio de la revista The Lancet calcula que, solo durante el año 2020, murieron 117.000 personas en Europa a consecuencia de la exposición a las micropartículas de menos de 2,5 mm de diámetro que desprende la combustión fósil, siendo el sector del transporte su principal contribuyente.
Todo esto está provocando un aumento de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como la aparición de éstas en personas sanas. Y es que las temperaturas extremas, sumadas al auge de la polución, están agraviando patologías como por ejemplo el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (MPOC), así como las afecciones cardiovasculares.
Enfermedades infecciosas e inseguridad alimentaria
Las condiciones medioambientales actuales también están modificando la transmisión de enfermedades infecciosas. Por ejemplo, el informe sostiene que la idoneidad para la circulación del virus del dengue ha subido un 30% en la última década respecto a la del 1950, y el riesgo ambiental de brotes del virus del Nilo Occidental ha crecido un 149% en el sur de Europa y un 163% en Europa central y oriental entre 1986 y 2020 en comparación con el periodo entre 1951 y 1985.
Por otro lado, también preocupa la creciente inseguridad alimentaria que se vive en todo el mundo. La sequía y las altas temperaturas de los últimos tiempos amenazan las cosechas, acortando la temporada de crecimiento de los cultivos, afectando a la calidad de los alimentos y transformando nuestro sistema alimentario.
Reforzar y fortalecer el sistema de salud
A pesar de todo, la doctora Marina Romanello, directora adjunta del informe, defiende que hay “pruebas claras de que la acción inmediata todavía podría salvar la vida de millones de personas, con un cambio hacia la eficiencia energética”. Por su parte, la profesora del Centro de Salud y Medio Ambiente Global de la Universidad de Washington y autora del estudio, Kristie Ebi, sostiene que “los sistemas sanitarios son la primera línea de defensa para tratar los impactos a la salud física y mental de los fenómenos meteorológicos extremos”.
No obstante, estos todavía luchan por hacer frente a la COVID-19 y los atrasos en las visitas, pruebas y diagnósticos ocasionados por ésta, así como a otros retos de la salud. En este sentido, MC insiste en la necesidad de reforzar y fortalecer el sistema sanitario público, que se encuentra sobresaturado por los recortes y el impacto del SARS-CoV-2. El sindicato médico advierte que solo así se podrá dar respuesta al creciente impacto del cambio climático en la salud, así como a posibles nuevas pandemias biológicas y el aumento de la prevalencia de enfermedades cardiorrespiratorias, entre otros.
Por eso, la organización urge al Govern a dotar el sistema de salud de los recursos necesarios para reducir la carga asistencial actual y contratar más personal. Así, la ciudadanía podrá disponer de una atención médica de calidad, permitiendo la detección temprana de las enfermedades provocadas por el cambio climático y tratarlas a tiempo. “Hacen falta cambios urgentes en el ámbito energético, pero también en el de la salud para revertir el impacto del calentamiento del planeta y poner fin a la amenaza que supone para nuestro bienestar y supervivencia”, concluye MC.